¿Hasta donde nos engañan nuestros propios ojos?
¡Cuántas veces nos habremos sentido decepcionados porque el perrito caliente que acabábamos de pedir no era como el de la fotografía! ¿Por qué tus cereales no son tan molones como los del anuncio?
Nos entró por los ojos en la carta, pero después en el plato es otra
historia. Las apariencias engañan y las fotos más aún, el doble. Vamos,
que son un completo engaño.
Las técnicas de la publicidad para vender los productos de una marca o de un restaurante pasan por hacer que sus comidas
nos parezcan muy apetitosas incluso antes de llevárnoslas a la boca. La
importancia de los carteles publicitarios pasa por unas cuidadosas
técnicas y sesiones fotográficas para sacar a las comidas más ricas y
deliciosas, cual modelo de Victoria's Secret con Photoshop.
Pero,
¿cómo son capaces de sacarlas tan perfectas, ¿por qué cuando tú haces
una foto de la cerveza la tienes que pasar por mil filtros de Instagram
antes, y no por esas? Muy fácil, te contamos las cosas que usan para
que las hamburguesas con el sésamo pegado con pegamento parezcan
deliciosas.
Cerveza con espuma de afeitar o jabón
Mucha
espumita, el botellín fresquito con gotitas de agua... ¡menuda sed! Te
pides una pinta o un botellín, pero ni tiene tanta espuma como en la
foto, ni es tan fresquita. Resulta que las fotografías de cerveza y sus respectivos anuncios en televisión se consiguen al poner en la bebida crema de afeitar sintética, de la que se usa a diario, o jabón, para que quede ese tono blanquecino que cae por la jarra que simula a la espuma.
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